Las bebidas energéticas y sus peligros para la salud

Escrito el 20/02/2024
COLEGIO SALUDABLE


Según el último informe publicado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición(, el uso de bebidas energéticas ha experimentado un aumento sustancial durante las últimas décadas, suponiendo en España el 2% del total de bebidas refrescantes consumidas, especialmente entre menores de edad. 

En la gráfica podemos ver el consumo de bebidas energéticas (gris) y bebidas energéticas con alcohol  (azul) en los últimos 30 días, entre estudiantes de Secundaria en España (14-18 años), según sexo, expresado en porcentaje (%).



Un estudio publicado el pasado noviembre en la revista Addiction reveló que cerca del 60 % de los jóvenes y adolescentes de todo el mundo ha ingerido alguna vez este tipo de bebidas. Estos hechos  preocupan mucho a los expertos, especialmente si se combinan con alcohol, debido a los efectos tan nocivos que estas pueden ocasionar sobre la salud en edad pediátrica y adulta. 

 

 ¿Son como los refrescos? ¿Son bebidas isotónicas o deportivas? 

La respuesta es no, tienen una composición diferente y unos efectos sobre el cuerpo muy distintos. Por ello es importante diferenciarlas para hacer un consumo adecuado de ellas.  

Tanto las bebidas energéticas como los refrescos tienen una elevada cantidad de azúcares y edulcorantes en su composición pero las bebidas energéticas contienen además, un elevado contenido en cafeína, lo que las convierte en un potente estimulante que contribuye a reducir la fatiga, dando una sensación de auforia y alerta. Además contienen otros ingredientes como taurina y guaraná que pueden tener efectos negativos en la salud si se consumen en exceso. 

Las bebidas isotónicas (aquarius por ejemplo) también tienen azúcar pero su finalidad es muy distinta. Se consumen con el fin de agilizar la recuperación del cuerpo después de entrenamientos intensos. Son bebidas que tienen propiedad rehidratante, también se les conoce como bebidas deportivas  debido a su alta capacidad para favorecer y faciliar la absorión de agua , evitando la deshidratación y  mejorando el rendimiento físico.  Sus componente principales son:  carbohidratos, azúcares, electrolitos, sales minerales y agua. 



Respecto a los azúcares, es importante recordar que la OMS recomienda que el consumo máximo en niños y niñas sea de 25 gr/día, lo equivalente a unos 5 cucharaditas. Tanto los refrescos como las bebidas energéticas con azúcares pueden contribuir a exceder esta ingesta diaria recomendada  ya que una sola lata de 250 ml aporta entre 27,5 y 30 g y el envase de 500 ml, entre 55 y 60 g.

El consumo elevado de azúcar está directamente relacionado con enfermedades como la obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y problemas gastrointestinales o caries dentales. Además estudios demuestran que cuando los niños consumen una dieta alta en azúcar , afecta a su memoria, aprendizaje y desarrollo del cerebro, lo que puede llegarse a producir en un peor rendimiento académico.

Aunque la relación entre la cafeína y los adultos está bien documentada, los efectos de la cafeína en los niños no se conocen con tanta claridad. Por ello, los expertos recomiendan que los niños y adolescentes limiten o eviten la cafeína, especialmente los más pequeños.

Los efectos de un exceso de cafeína en los niños incluyen:

  • Problemas de sueño (dificultad para conciliar el sueño, mala calidad del sueño, somnolencia durante el día)
  • Adicción a la cafeína y síntomas de abstinencia (dolor de cabeza, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, cambios de humor)
  • Ansiedad, nerviosismo
  • Aumento de la frecuencia cardíaca, arritmias
  • Presión arterial alta
  • Diarrea, malestar estomacal
  • Deshidratación
  • Cambios de comportamiento, depresión

Además de generar tolerancia con su consumo continuado, pueden producir adicción.