Según la Organización Mundial de la Salud, se define a la salud integral como un completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad. Los factores genéticos tienen un papel determinante en nuestro estado de salud, pero tanto o más importante son también los llamados factores conductuales, es decir las conductas o comportamientos que adoptamos de manera repetida, integrándolas en nuestro estilo de vida, y que conocemos como hábitos.
Por ello, los hábitos saludables son aquellos que nos acercan a un estado de salud integral óptimo, y por tanto engloban desde las acciones para un bienestar físico, como para un bienestar social y mental.
Existen por tanto una gran variedad de campos en los que nuestra salud se va a ver afectada. Si detectamos que nuestros hábitos no son los más adecuados, no debemos cambiarlos de un día para otro. La clave del éxito será ir avanzando poco a poco, con pequeños cambios progresivos que nos acerquen a donde queremos estar, y sobre todo que nos guiemos por profesionales.