Hay alimentos que pueden comerse crudos, sin calentar ni cocinar, como la fruta, algunas verduras, los lácteos… Pero en cambio hay otros que se tienen que cocinar por varias razones, entre ellas:

• Crudos están muy duros y no podríamos masticarlos bien, o no podríamos hacer la digestión de ellos (algunos cereales o semillas, carnes…)
• Crudos pueden tener bichitos (microorganismos patógenos) que nos pondrían malos de la tripa u otras partes del cuerpo (algunos pescados, huevos, algunas carnes…)
• Crudos no tienen buen sabor, en cambio al cocinarlos están mucho más ricos (mejor textura, olor, sabor, color…)