Por supuesto que no necesitamos hacer versiones ‘saludables’ de los postres. De hecho, muchas de estas versiones no dejan de ser repostería: un producto dulce, altamente palatable, calórico y poco saciante. Además, el hecho de que sea con ingredientes más naturales puede hacer que acabemos comiendo mucha más cantidad. ¡CUIDADO!

Nuestra intención con estas receta, y otras que os damos de repostería, es daros una alternativa para aquellos que queréis cuidar vuestra alimentación (mejorar sobre todo el contenido nutricional), y especialmente en la situación actual que vivimos ya que nuestro gasto calórico es mucho menor. Por tanto, si podemos hacer una versión mucho menos calórica (por ahorrarnos en este caso el frito) y que además mantenga el sabor y la textura tradicional, será una mejor elección siempre y cuando mantengamos una ración coherente .

No habría ningún problema en hacer recetas tradicionales, con más azúcar,  fritas, pero debemos tener en cuenta que este tipo de platos deben ser muy ocasionales y el resto de los días por tanto deberían estar libres de este tipo de productos, ya sean industriales o caseros. 

El problema actualmente es que consumimos repostería o ultraprocesados a diario (cereales ‘de desayuno’, galletas, panes de molde, embutidos y carnes procesadas, cacaos azucarados, yogures de sabores, pizzas etc.). 

Recapitulación

Por tanto, si nuestra alimentación se basa en un 80-90% en productos mínimamente procesados (principalmente verduras y frutas, legumbres, cereales integrales, tubérculos, carnes frescas, pescados y mariscos, lácteos naturales, etc.) y mantenemos las recomendaciones de actividad física (60 minutos diarios para niños de 6-17 años, y mínimo 150 minutos semanales para adultos) podemos de manera ocasional (ese 10-20% restante) incluir una ración moderada de algún postre o alimento ‘menos saludable’.